El mundo es agua. Sin agua es imposible la vida. Cuando se investiga si hay vida en otros planetas, lo primero que se busca es el agua. Nosotros somos agua, por mayoría absoluta, cuando nacemos un 75%, adultos un 60%. El agua gana.
En nuestro planeta también gana el agua, más del 70% de la corteza terrestre está cubierta por agua. Otra vez mayoría absoluta.
Y el agua es necesaria para vivir. Beber agua es vital. A pesar de que haya tanta agua en la Tierra, el agua limpia y potable es un bien escaso. Los datos son escalofriantes. Más de mil millones de personas no tienen acceso a agua potable. Más de cinco mil niños mueren todos los días por falta de agua o por agua en mal estado.
Sin embargo, en el llamado mundo desarrollado el agua se derrocha, mientras que en el tercer mundo hay zonas de gran escasez. El calentamiento global contribuye a que se hayan extendido las zonas secas por falta de agua. Y poco se está haciendo al respecto. El futuro, con un planeta sobrepoblado, es ciertamente gris.
Bastaría con que el agua estuviera bien repartida y habría para todos, pero el Norte tiene agua en abundancia, mientras el Sur tiene escasez de la misma.
La situación comienza a ser bastante preocupante. Ese derroche de agua de los países desarrollados no puede continuar. Hay datos que nos deberían hacer pensar. Ese modo de vida, ese afán consumista tiene una repercusión que nos puede llevar al desastre. Los datos son concluyentes. Estos son solamente los que van ligados a la alimentación:
- Para obtener un litro de leche son necesarios 1.000 litros de agua.
- Para una taza de café son necesarios 140 litros.
- Para producir un kg de ternera se gastan 16.000 litros.
- Para obtener un kg de arroz hay que emplear 3.000 litros.
- Un kilo de lana: 1.000 litros de agua.
- Una botella de plástico para agua mineral se lleva 7 litros de agua.
Curiosa este último ejemplo. Mucho sabemos en el mundo desarrollado del consumo de agua embotellada. Ese agua que consumimos porque desconfiamos del agua que se sirve por la red municipal. Ese agua que compramos haciendo caso de la publicidad y despreciando el agua que sale del grifo, mil veces más barata y en muchas ocasiones –así ocurre en Madrid y en muchos otros sitios— de mejor calidad que la llamada “mineral”.
Un ciudadano estadounidense consume, de media, 200 botellas de agua al año. Para fabricarlas es necesario unos 17 millones de barriles de petroleo, del que el 86% no se recicla.
Vale la pena ver este vídeo, que lo explica mejor:
Por descontado que necesitamos consumir productos manufacturados, pero controlemos ese consumo. Es bueno saber lo que hay detrás de lo que compramos, y no sólo ver el producto final. No nos dejemos engañar por el espejismo de la publicidad.
O cuidamos el consumo de agua y hacemos por extenderlo a los que hoy mueren de sed, o estamos abocados a acabar en unas absurdas guerras por el agua, con el fin de sobrevivir.
El derecho al agua limpia y potable es un derecho humano de primera necesidad. Hagamos lo posible por protegerlo en todas partes. Si no, lo lamentaremos. Mañana puede ser tarde.
(Artículo extraido del blog http://rafa-almazan.blogspot.com.es/)